Hemos quedado una vez más los caribeños del Magdalena como hijos de dudosa reputación, bastardos sin gloria - exaltando al sadismo de Quentin Tarantino – y es que precisamente nuestra situación política ya pasó de ser una burla circense a una realidad apestosa, mal oliente.
El revuelo institucional que nos tiene en el ojo del huracán político nacional, una vez más, ha dado bastante tela que cortar. El General Manuel José Bonnet Locarno (perdón, el señor Gobernador, así a algunos les duela), a encontrado un sinfín de pantanos y artimañas jurídicas que solo evidencian por parte del señor Omar Díaz Granados una muy mala fe y un profundo irrespeto para con su pueblo.
No es posible que suspendan al Gobernador Omar, se posesione el General, tutelas temerarias pasen cual flechas envenenadas, golpes van y vienen vía Bogotá – Santa Marta – Bogotá; y ahora cuando finalmente parece haber luz al final del túnel, el Dr. Díaz Granados nos dejó otra joyita: Se fue a vacacionar y dejó encargada a la Secretaria de Salud Departamental. De nada le sirvió la movida de peón acorralado, pues ya el General Bonnet está asumiendo plenamente sus funciones en el Palacio Tayrona.
Ahora, recién leyendo El Espectador me encuentro con la escalofriante noticia que en esos avatares de quita y pon, desaparecieron documentos de gran importancia. http://www.elespectador.com/noticias/politica/articulo-250101-gobierno-denuncia-perdida-de-documentos-gobernacion-del-magdalen
Todavía no entiendo como el electorado de mi departamento pudo elegir a un señor que con su conducta ha sido un gran aleccionador de - todo lo que no debe hacerse en política - demostrando de manera grotesca ser el depositario de un carácter antiético y pusilánime.
Y entonces con rabia pregunto: ¿DONDE DIABLOS ESTÁ EL PUEBLO? Acá nadie dice nada, comemos callados, o lo peor todos somos indiferentes. No se ha dado ninguna clase de manifestación o debate al respecto, nos dedicamos a ver los toros desde la barrera y en nuestras narices se nos burlan cual payasos de rodeo. Despierta del letargo.…...Pueblo Conformista.
Después nos quejamos porque somos el hazme reír de los medios y periodistas, que ven en nuestro departamento un Lejano Oeste, una tierra árida sin alma ni espíritu. De ahí se agarran para lanzar sus ponzoñas desde Bogotá - ¡El Departamento del Magdalena volvió a dar papaya!!! ¡Carachas estos costeños no aprenden ala!!!
Nada más es leer al columnista Antonio Caballero en su artículo titulado Cincinato publicado en la Revista Semana para sentirnos aludidos http://www.semana.com/noticias-opinion/cincinato/150526.aspx
Y es que no me gustó el tono simplón e irresponsable con el cual el periodista trató de radiografiar a nuestro Departamento, a nuestra gente. Don Antonio lanzó vituperios más producto de la ciencia ficción amarillista con la cual generalmente han tratado de sacar provecho, pichones de escritores y practicantes de las artes oscuras del engaño, la desinformación pero sobre todo del arribismo mediático.
Atacó mentirosamente la “posesión de sibarita” que se le dio al General - Gobernador el día 6 de enero en la Quinta de San Pedro Alejandrino. Debo confesar algo, lo que más me gustó de esa ceremonia fue la danza del caimán traída desde Ciénaga, que representa nuestro mayor valor cultural, nuestra idiosincrasia caribeña, y que cautivó a propios y extraños; no me imagino a los Gobernadores de los páramos andinos sacando pecho en su gran día ante una guabina o al compas de la “Gata Golosa”. Envidia de la buena le debió causar al fulano.
Lo más grave del asunto es que Caballero, de manera desvergonzada, sin despeinarse y como por arte de un prestidigitador, de un plumazo desestimó a los magdalenenses como ciudadanos de bien, decentes, trabajadores y pujantes que somos.
Debo dejar algo muy claro, la mezcla corrosiva entre narcotráfico, grupos al margen de la ley, “ciudadanos decentes” y política no es exclusiva únicamente de nuestra región. Es un fenómeno más que político, de índole social, que está carcomiendo a nuestro país. Lo que ocurre en el presente caso es como dicen los viejos de antes “al cura se le olvida cuando fue sacristán”, y es que al señor Caballero parece habérsele olvidado cuando en nuestra Sierra Nevada y en nuestro Tayrona deforestaba cuanto bejuco pareciese Cannabis, y la fumata era consumada. Por un momento la amnesia ataca a nuestro reportero con pinta de patriarca bíblico (efectos secundarios del santo porro) y no se acuerda que cada vez que se echa un cachito, quizás de alguna manera u otra, está financiando a las mismas mafias que quitan y ponen candidatos a su antojo y que a la postre les son adjudicados los contratos estatales.