Entendiendo a la política como un juego de estrategia, de
poder, podríamos pensar en la máxima "en la mesa y en el
juego se conoce al caballero", y haciendo la respectiva analogía
respecto a nuestra desvariante realidad política,
tenemos entonces que el Ex presidente Álvaro Uribe Vélez con sus constantes
trinos ponzoñosos vía twitter, se ha desdibujado así
mismo, y hoy solo se contempla como un ser desmesurado, lejos, muy lejos de su
otrora grandeza.
Es muy válido que el señor Ex presidente exprese su opinión
personal en cuanto a la gestión de la Administración Santos, pero lo que no se
puede aplaudir es la forma como lo está haciendo, propias más de un pandillero
de barrio que de una persona con la dignidad que él representa.
Aquí no estamos tratando de descifrar cual es el mejor o el
peor dignatario si Santos, Uribe o viceversa,
simplemente cada uno de ellos con sus logros y errores tienen formas de gestión
distintas, y agendas que a veces se complementan con sus pensamientos
y muchas otras veces no. Pero existe un sentido universal que ninguno de los
dos ni pueden ni deben perder en sus horizontes racionales: Que Colombia es un país soberano, una república, y
no una finca que se puede manejar caprichosamente.
El Presidente Juan Manuel Santos cambió las relaciones exteriores que
nuestro país tenía con nuestros vecinos de izquierda, creo sinceramente de
manera acertada; apagó el discurso incendiario de su antecesor y dio paso a la
concertación. Con esto no estoy diciendo que Álvaro Uribe no haya tenido la razón en muchas
cosas, pero lo cierto es que el modo y las formas cambiaron y eso se nota. Obviamente nunca podremos ocultar las verdades absolutas que señalan a Venezuela como
un paraíso de impunidad para los guerrilleros terroristas, tal
como acaba de acontecer con el ataque perpetuado contra el Ejército Nacional en
la vereda "La Majayura" de Maicao a escasos 200 metros de la raya o paso
fronterizo. Esos obstáculos además de ser censurados desde el Palacio de Miraflores deberán contener una firme decisión de
guerra por parte del Estado Venezolano, para eso es que verdaderamente deberían servir los amenazantes sukhois rusos que tanto se ensalza de poseer Hugo Chávez. Es una buena oportunidad para ejecutar los planes creados para estos fines en las comisiones de cooperación bilateral que han definido Santos y Chávez en sus respectivas agendas, claro está pasando de la retórica a la práctica de manera inmediata.
Desde que empezó Santos a gobernar se sintió el gélido distanciamiento
por el cual optó la Casa Uribe. Los escándalos en
los ocho años de poder uribista comenzaron a salir a
la luz pública y las investigaciones formales contra representativos funcionarios del otrora
Presidente-Emperador causaron escozor entre el ala más uberrima del poder. Pero aquí se nos olvida que
las Ramas del Poder Público son autónomas e independientes y lo más importante aún, que existen entes de fiscalización y control que ante todas las cosas deben de funcionar.
No me caben dudas que el anterior gobierno sembró los motivos para que
crecieran casi silvestres los resentimientos que ahora está
cosechando la rama judicial. Para dolor de nuestra patria hemos tenido en esta
última década errores culposos y dolosos de parte y parte desde que
se inició el choque de trenes que confrontó a las altas cortes con la
administración Uribe. Las famosas chuzadas del Ejecutivo son
una vergüenza más (y María del Pilar Hurtado
obtuvo su asilo descarada e impunemente - así otra cosa piense el Presidente Martinelli), al igual que el caso de la Fiscalía con la
deshonrosa interinidad del pasado y ahora con el quita y pon que significaron las designaciones de Viviane Morales y Eduardo Montealegre. Para nadie es un secreto que la Corte Suprema de
Justicia consiguió en los juicios de la parapolítica un desquite magnánimo
- papayazo que no desaprovechó -
y si bien es cierto que en muchas de las sentencias hubo merecidas condenas
contra los políticos vinculados al escándalo, en otras los fallos se sujetaron
en pruebas irrisorias y sin mayor peso. La parapolítica se convirtió en un
proceso penal en medio de una coyuntura política que desbordó cualquier
raciocinio legal. Ahora existe otro frente de batalla - el caso AIS - en donde el Ex Ministro de Agricultura Andrés Felipe Arias entre
otras personas se encuentran vinculadas al proceso.
La riña institucional ha sido obvia y
evidente, y una de las democracias más estables de Latinoamérica pareciera estar recuperándose de los traumas del pasado reciente. Precisamente a eso se dedicó el Gobierno Santos desde su primer día de mandato, a restablecer las relaciones con la Rama Judicial. Pero la posición
del círculo uribista y en particular de
Luis Carlos Restrepo no ayudan en nada a
pasar la página. Se quiere refundar el Uribismo y para ello el grito de batalla va
contra todo lo que huele a Juan Manuel Santos.
La consigna es declarar al Dr. Restrepo víctima política, y es que el Ex Comisionado alza la voz sin reparo al suplicar que
Santos y la Rama Judicial paren de una vez por todas el asedio y
la persecución contra él; saca desde la clandestinidad un comunicado
político http://www.pensamientocolombia.org/luis-carlos-restrepo-habla-desde-la-clandestinidad que en ninguna de sus
líneas hace referencia o trata de desvirtuar las pruebas que lo señalan en los
presuntos delitos que se le imputan por el falso positivo que representó la
payasada desmovilización del Bloque Cacique Gaitana de las FARC; eso si queda muy ilustrada la pretensión de tratar de reformar nuevamente la Constitución para sacar un beneficio propio.
En el fondo lo verdaderamente importante para el Uribismo, es que el señor Restrepo pueda acreditar su estatus de contradictor político y por ende
su calidad de perseguido (la cual le permite asilarse bajo un techo amigo), y bueno, si
después del destierro "obligado" tiene la posibilidad de convertirse
en el candidato presidencial que represente los intereses de la Casa Uribe, pues mejor aún. En esas se encuentra la linea más cercana al Ex mandatario-Emperador, deseando recuperar el poder a toda costa, sin
importarle un comino lo que piensan los colombianos; se pretende rencauchar a algún fulano engendrado y nacido bajo el reinado que construyó el Dr. Álvaro Uribe Vélez. El camino está señalado y ya
empezaron los medios al servicio del Monarca derrocado a lanzar nombres
al aire sobre un eventual candidato que le haga contrapeso a Juan Manuel Santos
y a Germán Vargas Lleras para las próximas elecciones presidenciales. En ese sondeo publicitario ya salió a la palestra el nombre del Ex Ministro Fernando Londoño Hoyos, en virtud del repudiable y miserable atentado bomba del cual fue
objeto y el cual parece legitimarlo como un héroe uribista.
En el Centro de Pensamiento Primero Colombia seguirán filosofando
acerca de la conducta farisea del Presidente Juan
Manuel Santos una vez obtenido el poder, pero hasta ahora lo que se ha
comprobado es que el Ejecutivo ha dejado a la justicia y a los entes de control
actuar de manera independiente - como debería ser - y no se ha prestado
como servidor de la pantomima. El problema no radica en que existan
o no diferencias de fondo entre el Ex Presidente Uribe y el actual mandatario, lo grave está en la burla al Estado de Derecho camuflada bajo
la cortina de humo que supone la dichosa conspiración.
La Administración Santos tiene su propio Plan de Desarrollo y tratará de ejecutarlo gústele o no a los uribistas, está claro que lo que menos necesita el país es al Ex Presidente Uribe y a su séquito de colaboradores convertidos en piedras dentro de los zapatos, si le va mal a Santos nos va mal a todos.
La Administración Santos tiene su propio Plan de Desarrollo y tratará de ejecutarlo gústele o no a los uribistas, está claro que lo que menos necesita el país es al Ex Presidente Uribe y a su séquito de colaboradores convertidos en piedras dentro de los zapatos, si le va mal a Santos nos va mal a todos.
Sea cual sea su posición amable lector, solo le puedo recordar que
seguimos en guerra, en medio de un conflicto sangriento que se está perpetuando
irremediablemente en el tiempo. Ya las Fuerzas Armadas dieron de baja al
Mono Jojoy y Alfonso Cano, los
mayores pesos pesados de las FARC ... ¿Y qué? Todo
sigue igual, ahora manda Timochenko (posiblemente desde Venezuela). El narcotráfico sigue orondo y campante surtiendo a la barbarie. Es
menester pensar que más temprano que tarde tendremos que pactar un cese al
fuego y encaminarnos en un proceso de paz exitoso; si no seguirán la muerte, la
miseria y la desigualdad reinando en nuestro país.