martes, 29 de julio de 2014

Santa Marta 489 años Sufriendo de física SED!!



Nuestra ciudad sigue cumpliendo años, 489 para ser más exactos, la más antigua de Colombia y una de las más viejas de Latinoamerica. Pasan los años y calamitosamente seguimos sufriendo de lo mismo, nos morimos de física sed - y con esto no me refiero únicamente a la gran sequía que actualmente estamos padeciendo y a la pésima planificación para explotar nuestros recursos hídricos que llevaron a las autoridades a declarar la CALAMIDAD PÚBLICA POR FALTA DE AGUA - me refiero es a algo peor: Nos morimos de física sed, pero sed del alma, sed institucional, sed como sociedad colectiva.

Santa Marta ha sobrevivido en el transcurso del tiempo a su clase dirigente, a sus ciudadanos indiferentes, los cuales se conforman con las migajas que los políticos - de antes y de ahora - reparten como si el desarrollo económico y social fuese una limosna. Esa desidia cómplice es nuestro mayor lastre. Nuestro folclorismo caribeño del "todo bien, todo bien" se nos convirtió en una nueva definición del galicismo  "laissez faire laissez passer" (dejar hacer, dejar pasar)... Aquí pasa de todo, y no pasa nada... ¿Pero a que precio?

La estructura estatal no nos favorece, el excesivo centralismo de años y años nos capó la conciencia. Para que suplicar por mayor autonomía, para que rogar por un sistema regional-federalista si el día que lo logremos seguirán existiendo opresores y oprimidos; y la masa seguirá venerando a sus opresores como a la Virgen del Carmen un 16 de julio. A los verdaderos dueños de Colombia no les conviene un cambio de sistema, empezando no solo por el político sino también por una verdadera reforma tributaria acorde a las realidades del país, y el estricto cumplimiento de la Ley. Allí está el verdadero meollo del asunto. 

De que sirve que Santa Marta tenga un régimen especial al ser un Distrito, si los intereses políticos y económicos confluyen y siguen confluyendo desde Bogotá. En nuestra otrora Perla de América, tienen sus narices metidas los altos círculos del poder nacional, incluyendo a algunos medios de comunicación. Pero no crean que ese interés busca el mejoramiento de la calidad de vida de los samarios; sencillamente la política y los negocios van de la mano, y si aquí se actúa u omite algo es precisamente para salvaguardar su propios intereses. La constante es que el samario siempre ha estado de espaldas a su ciudad, y ésta a su vez siempre está mendigando sus proyectos ante el Departamento de Planeación Nacional y el Ministerio de Hacienda y Crédito Público. La capacidad de gestión y ejecución de nuestra clase política es casi nula. Y para continuar en este hoyo negro, el electorado se equivocó porque vio en el Alcalde Carlos Caicedo Omar a su Mesias, al hombre que iba cambiar positivamente a la ciudad. Los hechos y circunstancias han demostrado que el Alcalde que tenemos es un gobernante inepto e irracional, que vive de la constante victimización, pero la realidad es que Caicedo y su círculo más íntimo se comportan como una pandilla de barrio, en donde él y su banda de chicos malos ven al imperio de la Ley como una camisa de fuerza. Cabe decir que ser politiquero puede serlo cualquiera, pero ser un estudioso de la ciencia política, ser ecuánime, justo, y saber encontrarle soluciones reales a las necesidades de un pueblo, es para personas excepcionales. Lo más triste es que los Caicedistas quieren dejar construida su plataforma política y perpetuarse en el poder; pero su gestión como gobernantes ha sido una de las peores en años - Y eso que aquí han habido bastantes malas administraciones para poder comparar. 

Cuenta la historia que ha Santa Marta se la comió un terremoto en el año de 1834 - Ciento ochenta años después de su fundación - el resultado: 400 casuchas quedaron por el suelo y las poquísimas grandes construcciones sufrieron daños mayúsculos, como nuestra catedral. Veintiún años después de esa catástrofe natural, en el año de 1855 el explorador y cronista francés Elisee Reclus visitó nuestra tierra. Para ese entonces las casas y construcciones seguían en el piso, la ciudad estaba en ruinas. Pareciera que estuviéramos condenados a repetir nuestra amarga historia.

En esos Veintiún años que pasaron entre el terremoto y el viaje del cronista, nadie absolutamente nadie se interesó por la reconstrucción de la ciudad, y si hubo algún desembolso capitalino (lo cual dudo) con seguridad entró a las arcas de algún rico terrateniente local. En el siglo XIX  nuestro país vivió en constante guerra, hubo poquísimos Presidentes visionarios, y si se destinaron recursos a las periferias, créanme que el Magdalena Grande y la Santa Marta Realista serían uno de los últimos lugares a donde la inversión social llegaría. Los fundamentos coloniales y republicanos que asentaron las bases de la actual Colombia, se inspiraron en un centralismo soberano y en una segregación política, económica y social. Paralelamente a ello, en las provincias existían unas cortes feudales que persisten hasta nuestros días. Hoy el sistema es mucho más abierto, pero el modelo es el mismo; y los hilos del poder, muchas veces invisibles para las masas, decidieron, deciden y seguirán decidiendo la calidad de vida de millones de colombianos.  

Claro que la Ciudad en estos 489 años ha gozado de algunos booms económicos, me refiero a esas esporádicas bonanzas, unas legales y otras ilegales que quedaron registradas en nuestra historia. Se recuerdan mucho la bananera y la cafetera, siendo la bananera una de las más importantes que generó riqueza en nuestra región; pero esos periodos de fortuna se caracterizaron por ser sectarios, solo al alcance de un cierto grupo poblacional. Lo mismo ocurrió con el contrabando de mercancías, negocio centenario del Magdalena Grande y su península de La Guajira. El punto de quiebre llegó en los 70´s con el auge de la marihuana. La bonanza marimbera hizo que llovieran dolares a borbollones sobre nuestra economía, y fue allí en donde verdaderamente se dio un cambio social y cultural. El jornalero dejo el campesinado y se volvió mafioso, asesino. El obrero, el chofer, el medico, el arquitecto y el abogado se dedicaron a la producción de marihuana. El dinero de la droga les permitió a las clases populares detentar el poder político por primera vez en la historia local, algo que antes era solo una utopía. Finalmente lograron ser reconocidos en esta sociedad sectaria. Ese gran cambio estructural trajo algunos conflictos entre "el rico de toda la vida" y "el nuevo rico". Con el tiempo la mayoría entendió que básicamente eran cucarachas del mismo calabazo (eso sí, juntos pero no revueltos), el negocio funcionaba y había que aceptar la nueva realidad. Mientras todo eso ocurría la ciudad comenzó a padecer de episodios de violencia nunca antes vistos. El negocio de la droga, primero de la marihuana y después de la cocaína, no solo inyectó de dinero en efectivo a Santa Marta y a Colombia, también trajo como socio a la muerte, la corrupción a todos los niveles y esa cultura traqueta la cual impera hasta nuestros días. El narcotráfico mutó a multinacionales del crimen, tal como operan hoy, y en donde en cada puerto colombiano y en cada ciudad importante tienen sus tentáculos, operan inpunemente oficinas de cobro, sicariato y extorsiones, negocios de apuestas, etc, y como no... asuntos de Contratación Estatal.  El solo hecho que el otrora Jefe Político de los paramilitares - AUC en Santa Marta, Jose Gelves Albarracín alias "El Canoso" hubiese sido funcionario público de la Registraduría Nacional del Estado Civil, de la Personería Distrital, y Jefe de Presupuesto en la Secretaría de Hacienda de la Alcaldía de Santa Marta ya dice mucho de nuestra realidad miserable.

Y hoy 29 de julio de 2014, efemérides de la ciudad dos veces santa, después de todo este culebrón telenovero, nos encontramos con que el Alcalde Carlos Caicedo Omar - el mismo que declaró en el mes de marzo la CALAMIDAD PÚBLICA por seis (6) meses, debido a la escasez de agua que afecta a la ciudad - quiere a toda costa realizar las Fiestas del Mar (entendiéndose como nuestro máximo evento local, al cual llegan masivamente miles de turistas a la ciudad a disfrutar de las festividades). No solo no le ha bastado con no ejecutar los dineros destinados para ayudar a solventar los problemas de agua y alcantarillado en la ciudad; sino que peor aún su terquedad le propone agravar la situación. 

Posiblemente hay patrocinadores privados que ya adelantaron recursos para invertir en las fiestas, pero ese es el bendito problema de siempre - El dinero no lo es todo en la vida - Existe un concepto llamado Bien Común el cual debe estar por encima de todo y de todos. La situación es caótica y gravísima, el orden público se ha visto seriamente amenazado por bloqueos y protestas en muchas vías y barrios de Santa Marta y este Alcalde incomprensiblemente pretende inaugurar el 7 de agosto las Fiestas. 

Santa Marta de tus 489 años, son 38 años que llevo queriéndote y  amándote como mi patria chica, la patria de mis hijas, la patria de mis antepasados. Te deseo mejores tiempos.