Dado el deterioro social,
cultural y económico de Santa Marta, me he preguntado muchas veces, si en
verdad ya tocamos fondo o no? …O mejor dicho… ¿Cuantos fondos tiene el fondo?
Porque al parecer hace rato tocamos fondo, pero pareciera como si el fondo tuviera doble
fondo y hasta más.
También me asalta la duda en
saber el por que sin siquiera darnos cuenta, nos convertimos
en zombis conformistas, en ciudadanos “emburundagados” bajo los efectos de una
hipnosis de indiferencia colectiva.
Dicho de otra manera, seguimos
empecinados en pensar que los samarios compartimos un cielo aparte - puro y
celestial - que tal como reza el slogan de la ciudad “La magia de tenerlo todo”
nos creemos Semi Dioses en nuestro terruño. La dura realidad es que somos
tan miopes (cuestiones del eterno enamoramiento que sentimos los raizales por
nuestra pequeña comarca) que de un golpe se nos olvida, o peor aún nos
resistimos a ver que “el tenerlo todo” también implica sufrir de un
subdesarrollo infinito, producto de la pérdida de valores con la cual enfrentamos
nuestra cotidianidad.
Claro que me siento
orgulloso de mi ciudad, sigo y seguiré sacando pecho cada vez que me la
nombran, pero no por ello debo hacerme el ciego y no reflexionar en que los
samarios la hemos embarrado de cabo a rabo – no ahora, sino desde hace siglos.
Las malas prácticas políticas,
el aborrecimiento de la meritocracia, el ser una “ciudad cerrada”, el deseo
desmedido de poder y dinero nos han llevado a nuestro estado actual… Comatoso.
La iniciativa “Tras la perla
de América”, espacio ideado por nuestro Gran Carlos Vives, es una inyección de
optimismo que busca despertarnos de este endemoniado letargo social en el cual
hemos vivido en los últimos tiempos. Las reuniones, las charlas informales, el
debate de ideas ha sido positivo, los proyectos a futuro que debemos sacar
adelante; pero sobre todo es loable porque ataca de raíz la indiferencia de
nuestro ser. Solo veo en la propuesta de Carlos un reparo: Muchos de los
asistentes e invitados son los mismos corsarios, piratas y bucaneros (o descendientes de
estos) que han llevado a Santa Marta a la agonía. Se necesitan de actos de
contrición (personales y públicos) de estos piratas quienes manejaron o manejan
los hilos del poder local, para que podamos redimirnos como hijos y gestores de
la nueva ciudad… Santa Marta desesperadamente necesita de una refundación!!!
Batallamos contra grandes
problemas sociales y económicos, pero hay que tratar de darle soluciones
prontas y sostenibles en el tiempo. Se nos vienen los 500 años de existencia y
hay que reconstruir a la ciudad. Pero el cambio debería llegar primero por
nosotros mismos. Me explico: Pague los servicios públicos, no haga trampas,
respete las señales de tránsito, sea servicial, haga voluntariado, preocúpese y sea un veedor efectivo en aras del desarrollo, etc.
Históricamente el sector
privado y el público han sido cómplices en una simbiosis extraña que nos han llevado a nuestra plana realidad .
Los intereses van y vienen, juntos y también revueltos entre determinadas
potencias económicas locales y el poder político. Ese tal vez es el enemigo
común más fuerte que debemos derrocar; sin embargo no es un problema solo de Santa Marta, es un gran
defecto nacional, hijo bastardo de nuestro sistema electoral y el modelo de contratación
estatal.
Con la elección del actual
Alcalde Carlos Caicedo Omar, la ciudad pensó que podía romper esas cadenas.
Craso error. Aquí solo hubo un cambio de pirata. El nuevo bucanero edificó su
andamiaje político sobre un populismo (la trajinada lucha de clases e inventándose
enemigos fantasmas) que al parecer le está dando réditos electorales, tal vez
porque engrasó eficientemente a la prensa – sobre todo la Bogotana – a lo mejor
porque fue efectivo y $agaz ante los Despachos Judiciales, o de pronto porque
ejecutó algunas obras al final de su período y el pueblo está viendo “resultados
de gestión”, o quizás porque atizó el odio en las clases bajas oprimidas por nuestro sistema casi feudal.
Al respecto tengo una
opinión muy personal. En Santa Marta es muy fácil hacer política, contrario a
lo que la gente cree. Me explico: Lo difícil es llegar a las posiciones de toma
de decisiones, ser elegido; pero la ciudad y también incluyo el Departamento
del Magdalena, carecen de muchas cosas, y para un buen político serían un desafío
ideal y una satisfacción enorme. El Alcalde Caicedo fue inteligente al reconocer las deficiencias que en
infraestructura existían, sabía que con cualquier obra se echaría al bolsillo
al común de la gente.
Claro que al señor Caicedo
se le apareció la virgen cuando intuyó la necesidad del Presidente Santos por
sacar adelante su reelección. El cambio de favores contemplaba la promesa de
los Juegos Bolivarianos – hoy en entredicho - (ha sido una constante la falta
de planeación de la Administración Caicedo y además el Gobierno Central ha
incumplido su palabra en cuanto los rubros), la seducción incluía por parte del Ejecutivo una
posible reforma para la reelección de Alcaldes. En definitiva Presidente y
Alcalde se usaron para beneficio propio.
No quiero que se me mal
interprete, me alegro por la ciudad cuando se gestiona y jalona para su
progreso, en hora buena para Santa Marta si finalmente se realizan las justas
bolivarianas, me alegro por las intervenciones viales que se están haciendo (aunque la planeación de estas haya sido nefasta y sea más un afán electoral); pero es que han pasado muchas cosas extrañas en esta administración
con el proceder del Alcalde. Es cierto que al principio se enfrentó al Concejo samario (Coadministrador hambriento e ineficiente); pero en su guerra personal se ha llevado por delante a tantos buenos ciudadanos, con sus maneras toscas ilegales y prevaricadoras, lo cual deja mucho que desear.
Y es que realmente han
pasado cosas inauditas: El Certificado de Disponibilidad Presupuestal “chimbo” que le sacó al Pibe Valderrama para justificar
su gestión y atajar una manifestación popular que se le venía por haber dejado
vencer los rubros que Bogotá enviaba para el Colector Pluvial (finalmente se demostró
su negligencia en el hecho); el haber mandado a su otrora Secretario de
Despacho Rafael Martínez (hoy su candidato a sucederle) junto con quien era entonces su Secretario
Jurídico Byron Valdivieso, al Concejo de la ciudad para que la corporación
recibiera un maletín con $8 Millones de pesos en efectivo que la Alcaldía
entregaba por concepto de contribución a la realización de la Ceremonia de la
Cruz de Bastidas (desconociendo así principios elementales de hacienda pública
y demostrando el manejo de tienda de barrio que se le ha dado al Distrito); el
hecho que en dos (2) oportunidades se haya incendiado de manera misteriosa la
Secretaría de Hacienda Distrital; su guerra abierta y frontal contra el Cuerpo
de Bomberos Voluntarios de Santa Marta; la osadía de querer mostrar como propio
la construcción del proyecto de vivienda de interés social “Ciudad Equidad”
(cuando realmente era gestión del Gobierno a través del Ministro Germán Vargas
Lleras); el caso de no respetar el Concurso de Méritos para suplir el cargo de
Gerente de la ESE, sus posteriores nombramientos a dedo y las denuncias que ya investigan
las autoridades por presuntos delitos y malos manejos que han ocurrido en la Entidad
Administradora de la Salud; el haber decretado la Calamidad Pública por falta
de agua e incoherentemente haber realizado las Fiestas del Mar en el mismo
momento; el adoctrinar y reclutar en las bases populares a jóvenes sembrándoles
la semilla del odio y del resentimiento en la denominada “lucha de clases” (alguien
se acuerda del Chavismo y sus Colectivos en la hermana republica de Venezuela);
en fin son una infinidad de asuntos no menores que hoy tienen a la ciudad polarizada y dividida. Con tanta pobreza y desigualdad que existe su discurso socialista ha calado hondo en los estratos bajos, pero en el fondo solo se trata de beber las mieles del capitalismo.
La causa primigenia del fenómeno Caicedo radica en la misma sociedad, que por años ha desangrado a la ciudad y nunca se ocupó por ser competitiva. Los clanes electorales tradicionales tenían en los estratos bajos y medios a sus vasallos. En una urbe con alto índice de desempleo el participar en política se convierte en una oportunidad para generar riqueza. El caudillismo de Caicedo es un modelo igual de opresor solo que se ha construido a mayor escala.
Santa Marta y sus ciudadanos
solo se superarán así mismos cuando entienda que la solución a los problemas no
pasa por el advenimiento de un Mesías; sino cuando se haga efectivo un PACTO
SOCIAL entre todas las fuerzas vivas de la ciudad; cuando dejemos la pereza
colectiva y trabajemos por las respuestas; cuando comencemos a pensar en el bienestar
del amigo, del vecino y del paisano desconocido; y cuando se le dé más
importancia a la ciudad en la cual vivimos, que en los bienes materiales que
nos traerá un “torcido”.
Pido a Dios que cese la
horrible noche, que ya hayamos tocado fondo, y que de ahora en adelante solo tengamos
progreso y ganancia para nuestra ciudad.