Por décadas las tres ramas del poder público han cohabitado la mayoría de las veces impunemente ante los delitos en que alguno de sus miembros incurran, y en los momentos en que verdaderamente existe la voluntad político-jurídica de aplicar los frenos constitucionales estos se activan o no dependiendo de la coyuntura en que se encuentre la vida nacional y de los sentimientos partidistas e intereses que les asistan a sus actores.
El llamado control de frenos en donde el Poder Judicial y el Legislativo se juzgan entre si en una clara e inconveniente doble vía acusacional; y en donde el Legislativo a su vez se ocupa del Ejecutivo creando de esta forma una maraña de investigaciones y procesos de juzgamiento que no dependen exclusivamente de la justicia, sino que son las ventajas o desventajas políticas que el caso pueda ocasionar las que deciden que hacer, cuando hacerlo y como hacerlo.
Para nadie es un secreto que las relaciones entre el Ejecutivo y las altas cortes, particularmente con la Corte Suprema de Justicia han estado en un constante tira y afloje durante los últimos 6 años, y no es menos cierto que esta diplomacia de máscaras y cuchillos se practica de manera muy natural en el Big Bang político institucional que hoy nos aqueja, el fenómeno parapolìtico.
Son claras las actuaciones Anti-Uribistas de los Magistrados de la Sala Penal de la Corte Suprema; el Presidente sabe que sus enemigos están al acecho y que el alto tribunal al que nos referimos se ha prestado a favor de los intereses de sus detractores. Ordenar la captura de un congresista para que sea escuchado en indagatoria es un exabrupto (tal como ha ocurrido) pues es una diligencia que puede darse mediante una simple citación sin la espectacularidad y propaganda de una película de Bruce Willis.
Y ahí está el Ex Presidente Gaviria con su risa burlona, al parecer detrás de muchas de las acciones hostiles contra Uribe, influenciado por algunas mentes amarillo pollito del Polo. Está bien que exista oposición, pero que sea seria y constructiva, no con la hipocresía del Ex Secretario de la OEA sediento de poder y con ínfulas de convertirse nuevamente en Presidente -. Dios no lo permita.
Aunque el Presidente Uribe ha tenido en estos 6 años de gobierno algunos lunares negros, no es menos cierto que bajo su mandato la economía colombiana ha tenido un impulso estratosférico producido por el propulsor atómico que es la política de seguridad Democrática. Solamente hay que recordar como dejó a Colombia el Delfín Andrés, para reconocer que con Uribe la variable nacional tomo una curva ascendente; y aunque Pastrana dejó abonado el terreno con el Plan Colombia para que su sucesor pudiera trabajar, está claro que la vehemencia y disciplina del actual mandatario fueron y seguirán siendo determinantes para alcanzar los logros a los que hemos llegado hoy día.
¿Será que el Ex Presidente Gaviria es uno de los gallos tapaos de la oposiciòn contra Àlvaro Uribe? ¿Será que se cansó de ser una simple marioneta y se convirtió en titiritero? La respuesta es ¡SI, CLARO QUE SI! La reelección presidencial le abrió las agallas para ello, y es que en este país de genialidades y bellaquerías cualquier cosa puede pasar.
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