Con mucho jubilo recibimos la noticia de la liberación de Oscar Tulio Lizcano, después de 8 años el parlamentario volvió al seno de su hogar a tratar de recuperar una vida que jamás será la misma; la sociedad colombiana lo recibe con los brazos abiertos y los ojos llorosos tal vez porque en la maleza todavía quedan un montón de compatriotas sumidos bajo la tortura, la degradación y la muerte que les respira a cada segundo en la nuca pero que ojala nunca les llegue.
El solo cuerpecillo y semblante del recién liberado demostraban los 8 infiernos de intemperie salvaje, malos tratos y barbaries a los cuales fue sometido; su mente todavía estaba en shock y de pronto cámaras y flashes lo encandilaban por doquier, celulares a su alrededor sonaban con un ringtone de Peter Manjarrez o tal vez de Vicente Fernández, y las voz chillona de algún periodista sin escrúpulo le zumbaba los tímpanos. Por Dios que es esto, ¿ese es el trato que se le debe dar a un hombre que está desnutrido, deshidratado, recuperándose de un paludismo y sin mencionar el trauma que le produjo habérsele escapado a la guerrilla de las FARC en una correría por la jungla al filo de la muerte?
Porque el Gobierno y las fuerzas armadas bajo la coalición Uribe – Santos quieren seguir mostrando a los liberados o rescatados como botines de guerra. Son seres humanos que apenas están reaccionando ante el mundo avasallador y lo primero que requieren con extrema urgencia es un exhaustivo chequeo médico y psicológico. Al señor Lizcano lo llevaron a un circo de rueda de prensa improvisada, en donde los perros de presa (periodistas) lo bombardearon con preguntas sin sentido, y éste casi desmayándose solo atinó a decir “perdónenme si me equivoco pero mi cabeza todavía no está en su sitio, y de pronto me equivoco al hablar”.
Me opongo rotundamente a esta rimbombante y depredadora forma de hacer noticias en vivo; los medios y el gobierno degradan a una persona que lo único que necesita es descansar y reponerse de sus males, su mente disociada está para terapia intensiva ante el primer psiquiatra que se le aparezca, pero no, es muy conveniente exhibir ante la opinión pública a un moribundo con cara de Robinson Crusoe después del ebola, para así demostrar que la política de seguridad democrática si funciona. Claro que ha funcionado por eso voté por usted presidente, pero no se exceda en promocionar su popularidad ni la del Ministro de la Defensa y la de la cúpula de las fuerzas armadas a costillas de un patogénico recién rescatado que todavía no ha asimilado lo sucedido.
En eso hay que reconocer que los gringos nos llevan años luces, lo primero que hicieron las autoridades norteamericanas en el caso del rescate de los tres contratistas fue internarlos en un hospital, y claro luego al cabo de unos días les dieron de alta, no sin antes programar una estrategia para protegerles su intimidad y sanación mental pues los defendieron de los constantes acechos que la espectacularidad amarillista y carnivora de los medios masivos de comunicaciòn les tenian preparados.
El solo cuerpecillo y semblante del recién liberado demostraban los 8 infiernos de intemperie salvaje, malos tratos y barbaries a los cuales fue sometido; su mente todavía estaba en shock y de pronto cámaras y flashes lo encandilaban por doquier, celulares a su alrededor sonaban con un ringtone de Peter Manjarrez o tal vez de Vicente Fernández, y las voz chillona de algún periodista sin escrúpulo le zumbaba los tímpanos. Por Dios que es esto, ¿ese es el trato que se le debe dar a un hombre que está desnutrido, deshidratado, recuperándose de un paludismo y sin mencionar el trauma que le produjo habérsele escapado a la guerrilla de las FARC en una correría por la jungla al filo de la muerte?
Porque el Gobierno y las fuerzas armadas bajo la coalición Uribe – Santos quieren seguir mostrando a los liberados o rescatados como botines de guerra. Son seres humanos que apenas están reaccionando ante el mundo avasallador y lo primero que requieren con extrema urgencia es un exhaustivo chequeo médico y psicológico. Al señor Lizcano lo llevaron a un circo de rueda de prensa improvisada, en donde los perros de presa (periodistas) lo bombardearon con preguntas sin sentido, y éste casi desmayándose solo atinó a decir “perdónenme si me equivoco pero mi cabeza todavía no está en su sitio, y de pronto me equivoco al hablar”.
Me opongo rotundamente a esta rimbombante y depredadora forma de hacer noticias en vivo; los medios y el gobierno degradan a una persona que lo único que necesita es descansar y reponerse de sus males, su mente disociada está para terapia intensiva ante el primer psiquiatra que se le aparezca, pero no, es muy conveniente exhibir ante la opinión pública a un moribundo con cara de Robinson Crusoe después del ebola, para así demostrar que la política de seguridad democrática si funciona. Claro que ha funcionado por eso voté por usted presidente, pero no se exceda en promocionar su popularidad ni la del Ministro de la Defensa y la de la cúpula de las fuerzas armadas a costillas de un patogénico recién rescatado que todavía no ha asimilado lo sucedido.
En eso hay que reconocer que los gringos nos llevan años luces, lo primero que hicieron las autoridades norteamericanas en el caso del rescate de los tres contratistas fue internarlos en un hospital, y claro luego al cabo de unos días les dieron de alta, no sin antes programar una estrategia para protegerles su intimidad y sanación mental pues los defendieron de los constantes acechos que la espectacularidad amarillista y carnivora de los medios masivos de comunicaciòn les tenian preparados.
Menos sensacionalismo de la Colombian Media Trade Mark al servicio de un gobierno (que està decayendo ùltimamente para pesar de todos). ¡NO SEAN TAN MISERABLES!
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