Que Santa Marta como la mayoría de ciudades pequeñas era un remanso de paz, hasta hace medio siglo no tiene discusión. Que existía solidaridad y tolerancia entre sus ciudadanos y que nos considerabamos personas tranquilas, menos aún. Al parafrasear al Gran Charles - nuestro músico más querido - con su "Soy pacifico soy caribe y en Santa Marta juego fútbol con el Pibe" nos damos cuenta de nuestra esencia, descomplicada y noble.
Entonces un interrogante me está retumbando la conciencia y carcomiéndome las vísceras ¿Qué diablos fue lo que nos pasó?
¿Por qué terminamos en estos tiempos muy parecidos al lejano oeste, en donde hay desorden, caos e inseguridad en cada esquina de la ciudad?
Obviamente siempre han habido malos elementos en cualquier sociedad; pero definitivamente lo que hizo que mas personas se pasaran al lado de la ilegalidad y probaran que el dinero les daba un poder ilimitado que los convertía en semidioses fue el narcotráfico, ese factor degenerador convirtió al mafioso no en un super hombre, sino en un anti hombre. Y es que no todos tuvieron la cultura y la capacidad de asimilar que de la noche a la mañana les dijeran patrón y sentirse dueños de una infraestructura que les permitiría aniquilar por completo a todos los enemigos que encontraran a su andar (esa era la cuenta de cobro del negocio, el narcotráfico trajo ambición, traición y obviamente muchos enemigos).
¿Por qué terminamos en estos tiempos muy parecidos al lejano oeste, en donde hay desorden, caos e inseguridad en cada esquina de la ciudad?
Obviamente siempre han habido malos elementos en cualquier sociedad; pero definitivamente lo que hizo que mas personas se pasaran al lado de la ilegalidad y probaran que el dinero les daba un poder ilimitado que los convertía en semidioses fue el narcotráfico, ese factor degenerador convirtió al mafioso no en un super hombre, sino en un anti hombre. Y es que no todos tuvieron la cultura y la capacidad de asimilar que de la noche a la mañana les dijeran patrón y sentirse dueños de una infraestructura que les permitiría aniquilar por completo a todos los enemigos que encontraran a su andar (esa era la cuenta de cobro del negocio, el narcotráfico trajo ambición, traición y obviamente muchos enemigos).
Toda esa historia criminal el Departamento del Magdalena y su capital Santa Marta la han padecido durante los últimos 40 años, en donde hoy en día no existe una cabeza visible sino que el negocio sigue dirigido desde el anonimato por grupos de fascinerosos. Los nuevos cambios en las estructuras criminales, la improvisación en el proceso de desmovilización de los paramilitares, y la desidia de los gobernantes de los últimos tiempos han ayudado para que el crimen haya crecido y continúe desarrollándose de diferentes formas. Esa es la cuenta de cobro que le está pasando la historia a nuestra ciudad por haber sido el emporio del negocio de la marihuana y luego de la cocaína en Colombia, por haber sido y seguir siendo el refugio de muchos inmigrantes delincuentes y por haberse consolidado como una de las capitales del llamado fenómeno paraco en el país; estas tres causas se retroalimentaron entre si y lo siguen haciendo hasta el día de hoy.
Con esto no quiero decir que me esté oponiendo a la inmigración, esta siempre ha sido positiva para el desarrollo económico y social de una región, claro que lo es, bienvenidos los ciudadanos de bien que vinieron a ver crecer sus familias y a crear empresas dentro de la legalidad, mil veces mil bienvenidos. Lo que sucedió aquí es que en los últimos 40 años llegaron muchos semidioses anti humanos que destruyeron por completo la noción de ver la vida que tenía el samario y el magdalenense, nos pusieron una 9mm o tal vez un Ak-47 en la cabeza y nos hicieron olvidar de nuestras costumbres; luego a muchos de esos semi dioses su trágico destino los acorraló y ahora están en el ocaso; y claro hoy día sus peones son los que mandan - huérfanos del sistema criminal - sedientos por ganarse la vida con lo único que saben hacer matar, extorsionar, atracar, secuestrar e intimidar.
Cambiemos la ley de la pistola por la ley de la cultura y el civismo, y al mismo tiempo fortalezcamos nuestras fuerzas de policía para darle duro a tanto sinvergüenza que anda suelto.
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