domingo, 11 de julio de 2010

La Primera Ola Invernal 2010


En la noche de ayer, recorrimos algunos sectores acechados por el crudo invierno y pudimos conocer de primera mano que tan grave son los derrumbes e inundaciones que se han generado en la ciudad en los últimos días, y es que los aguaceros que se han desparramado en la última semana sobre nuestro Distrito no dan tregua. Es un pesar que las imágenes dantescas y los momentos de pánico sean eventos cotidianos cada vez que nos visita una ola invernal.

Primero que todo debemos decir que dichas lluvias las estábamos esperando desde el mes de abril, sin embargo no llegaron en su momento, sino que el inclemente sol fue acompañado de unos índices de humedad más allá de los habituales, y claro, con ello se produjo un calor insoportable seguido por la epidemia de mosquitos que se ha estacionó fijamente sobre todo rincón de esta tierra prometida, cual 4 por mil, y que apuntan directo a la yugular de cualquier ser que respire y tenga sangre caliente. El problema radica en que ahora si llegó la primera temporada de lluvias del año con todo lo que ello implica.
El Río Manzanares desbordado cual indómito villano, arrastra con ímpetu todos los escombros y basuras que a lo largo de su cauce encuentra, y como se ha convertido en la mayor cloaca de la ciudad, pues en él estupefactos hemos encontrado desde neveras, chatarra y toda clase de sandeces, incluyendo animales muertos (y no me estoy refiriendo a domésticos) e insolitamente una sala comedor completa (año 2008 - Sector de Las Malvinas), entonces a la hora de la creciente ya sabemos a lo que nos enfrentamos. Igual suerte ocurre con las quebradas Curinca y Tamacá solo por citar algunos casos. En cada uno de estos sectores lo verdaderamente preocupante es que se incumplen olimpicamente las normas mínimas de planeación, urbanismo y medio ambiente, e incluso ya se construye dentro de las cuencas y micro cuencas, anteponiendo "el derecho a una vivienda digna" sobre el derecho a la vida y el derecho al medio ambiente sano. Ni que decir de los cerros samarios los cuales ya hacen parte de un pesebre en los mal llamados cordones de miseria de la ciudad, y en donde los desastrosos derrumbes ya han cobrado en años pasados varias vidas humanas.

Es en este punto en donde debemos hacer una autocrítica y pensar en soluciones colectivas. Es deber del Estado velar por la calidad de vida de sus gobernados, y en donde en materia de vivienda social las entidades territoriales, muy a pesar de los esfuerzos realizados, siempre terminan perdiendo el examen. Las zonas de alto riesgo son prohibitivas para el desarrollo humano, y al no existir verdaderos controles al respecto, pues se nos convierten en verdaderas bombas atómicas que explotan kilotones de pobreza y subdesarrollo a nuestro alrededor. Lo verdaderamente preocupante del asunto es que Santa Marta en los últimos años se convirtió en paraiso terrenal de personas en estado de vulnerabilidad. La violencia y el desplazamiento han sido nuestra mayor disyuntiva, y a la hora en que los nuevos ciudadanos de manera desorganizada se establecen en la urbe, pues únicamente estamos multiplicando el caos ya existente.

Entonces la pregunta obvia sería ¿Que hacer al respecto? por muy sencilla que esta sea, tiene un alto grado de complejidad la respuesta, y es que si no jalonamos para el mismo lado, todos como colectividad representada, entonces perpetuaremos nuestro inframundo. Primero que todo necesitamos una política de Estado, claro está, redireccionada desde las entidades territoriales, y en donde exista un plan ambicioso y eficaz de construcción de vivienda social, el cual tenga como principio la restitución de las zonas de mayor impacto ambiental; pero necesitamos de la directa involucración de las juntas comunales y barriales en estos asuntos, y de un eficiente control por parte de todos los organismos de control. Y bueno al tratarse de un problema social de grandes magnitudes debemos propender por elevar los niveles de salud, educación y empleo de los ciudadanos; y es que a pesar de haber sido catalogada Santa Marta como la ciudad colombiana de menor índice de desempleo por parte del DANE, no debemos escatimar esfuerzos para convertirnos en una verdadera metrópolis productiva y polo de desarrollo para esta basta región.

Nuestra ciudad se extiende desde el Puente del Doctor hasta el Puente de Palomino, y en donde bordea todo el litoral Caribe y se esconde muy adentro en la sierra. En vez de ver como una limitante nuestra accidentada y heterogénea geografía, creo que fuimos bendecidos al nacer y al vivir en esta tierra de oportunidades, en donde podremos producir bienes y servicios casi de manera ilimitada, pues somos capaces de abarcar un sin numero de sectores todavía inexplorados. Pero, si y solo si, acabamos de una vez por toda la cultura mafiosa que impera en nuestro génoma colombiano, y entramos en la legalidad.

Mientras tanto, a orar para que cese la lluvia, ya son más de 600 familias damnificadas, y el IDEAM no ayuda al pronosticar otra semana pasada por agua. Los barrios más golpeados por esta tragedia invernal son: Villa del Carmen, Timayui, Chimila I y II, Divino Niño, Nacho Vives, La Esmeralda, Las Malvinas, María Eugenia, y Pescaito entre otros.

Esperamos su colaboración para la donación de colchonetas, alimentos no perecederos, medicinas (alcohol, algodón, cremas dermatológicas), y ropa y calzado principalmente, para obtener información de los centros de acopio pueden averiguar en la Defensa Civil Colombiana, Cruz Roja Colombiana y Cuerpo de Bomberos Voluntarios, o también en la Oficina de Prevención y Atención de Desastres - Alcaldía: Tel 4382777 Exts - 228, 250, 269.















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