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A través de toda la historia
de la humanidad, a lo ancho y largo de las diferentes culturas que han surgido
en nuestro globo terráqueo, siempre ha existido un personaje fundamental que ha
influido en nuestro obrar: Mr. Pindanga.
Ya sea una invención real o
no, bíblica, mitológica, metafísica, filosófica, o sobrenatural, Mr. Pindanga siempre ha
estado ahí… En la psiquis humana… haciendo de las suyas. Dicen que es el
equilibrio necesario para la armonía universal, y que esa eterna pugna entre el
bien y el mal es lo que nos define como humanos.
Ha sido objeto de estudio en
todas las ramas y manifestaciones del pensamiento; ha tenido infinidad de
nombres y alias, entre ellos el Diablo, Satanás, Belcebú, el Ángel Caído, Mefistófeles,
Mandinga, el Anticristo, etc.
Bueno ese señor, el Cuco,
como le decían cuando éramos niños, pareciera que estuviera suelto y libre de
madrina hace rato; y para más piedra al parecer este monstruo multinacional
tiene su Headquarters en Colombia.
Pindanga es político por
naturaleza; necesita del dinero, del poder y de la legitimación que le
proporcionan estos para consolidarse. Poder y dinero - dinero y poder - un
binomio eficaz con el cual se puede hacer muchísimo bien, grandes obras y una
evolución social y espiritual que permitan fundar una sociedad más acorde a los
designios de Dios… Desafortunadamente mal utilizada esa dupla, puede causar la
peor de las catástrofes para nuestra humanidad.
Para ilustrar un ejemplo tenemos a la Alemania del Nacional Socialismo, en donde Mr. Pindanga se
disfrazó con un mostacho muy particular y encarnó a un locario y excelente
orador que fue adorado por un país entero y casi lleva a la aniquilación del
mundo.
Y es que los malos políticos
necesitan urgentemente de Pindangas a su alrededor para poder desarrollarse; y
en nuestro medio nacional y local se anidaron y tienen más crías que conejos en
época de celo. En Colombia es muy fácil que las malas prácticas políticas
crezcan silvestres. Tenemos a una masa cómplice, masoquista, sumisa, casi que
con el alma mutilada. Por otra parte están los grandes capitales económicos aliados
con los políticos; en donde muchos de ellos son empresarios lavadores de
activos dispuestos a hacerse con una parte del rompecabezas del poder a como de
lugar; por si fuera poco contamos con un Estado inmoral, cómplice, corrupto e hipócrita.
Somos el resultado
de una colonización paupérrima, de años de odios, opresión, resentimientos, sangre y
luchas sociales; comercialmente pululan demasiados negocios mal habidos, muchos de ellos santificados legalmente por el sistema. Nuestra sociedad es timorata y
con doble moral; y en donde podemos manifestar sin rubor alguno que en Colombia
EL CRIMEN SI PAGA.
Para el próximo año se
avecinan las elecciones regionales (Gobernaciones, Alcaldías, Asambleas
Departamentales y Concejos Municipales); y desde hace algún tiempo han
comenzado a escucharse los chismes y ajetreos de las campañas electorales que
arrancan en la sombra. Los rumores dicen ya que fulanito arranca con $2.000
millones; que el otro precandidato ya tiene listos $3.500 milloncitos; que la
campaña para aspirar al Concejo cuesta en promedio $300 millones. Y mientras
tanto Mr. Pindanga está en su Headquarters relajado frotándose las manos; a la
larga el único ganador es él, mientras sigamos mal viviendo en este modelo de
sociedad, más almas perdidas tendrá a su haber.
Por otra parte, en este mundo
de los vivos continuaremos con la abstinencia electoral en porcentajes alarmantes. Los
apolíticos seguirán incrédulos y las personas del común como los campesinos o
el ciudadano de a pie, seguirán de espaldas ajenos a la pugna de poder; el
empresario honesto religiosamente pagará sus impuestos, mientras
inspecciona el camión de los proveedores que acaba de parquear en sus patios.
Ese domingo electoral poco lo motiva la urna, su única misión en la vida es
sacar a su negocio y a su familia adelante, sin hacerle daño a nadie.
El pueblo seguirá remándola día a día, sobreviviendo en este hornito llamado Colombia. La consigna es no
desfallecer, perseverar, seguir trabajando decentemente y pidiéndole a Dios que
las cosas mejoren por el bien de todos.
A la larga el cielo y el
infierno están aquí mismo en nuestro medio, como consecuencia directa de
nuestras acciones; y así creamos o no en ello, existe un Creador que todo lo ve
y una justicia divina (Ley de Causalidad), la cual no es susceptible de ser
comprendida por muchos de nosotros, pero que está ahí dispuesta a pasarle de
alguna manera la cuenta de cobro a nuestros Pindangas tarde o temprano.
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