viernes, 7 de marzo de 2008

La Cumbre de Rio: Vuelve la paz




Con gran expectativa se llevó a cabo la Cumbre de Rio, reunión de todos los países latinoamericanos y del caribe, en donde esta vez el tema preponderante fueron las relaciones hostiles que se habían presentado entre nuestro gobierno colombiano y los vecinos de Ecuador, Venezuela y Nicaragua.

Podemos decir de manera categórica que el gran vencedor fue nuestro país timoneado por el presidente Álvaro Uribe, el cual una vez más demostró que es un tigre en la arena política. Uribe reconoció que si bombardeó el territorio ecuatoriano (en cualquier otra parte hubiera sido causal justificada de guerra inminente) y sin embargo su astucia impidió que el hecho pasara a mayores, solo recibió un jalón de orejas por parte de la cumbre, un castigo menor.

El presidente Correa demostró su resentimiento hasta el final de la cumbre, fue tal vez la impotencia de ver como nuestro ágil mandatario doblegó a su favor a un escenario hostil. Uribe fue práctico y utilizó el viejo aforismo de “si no los convences, confúndelos” pues la tesis argumentada de la doble soberanía, tanto la territorial, como la de la seguridad de los pueblos dejó boquiabierto a más de uno. La indignidad del burgomaestre ecuatoriano dejó ver como se le escapo de las manos una victoria diplomática que estaba casi ganada.

Otro que salió bien librado del asunto fue el mandatario Ortega de Nicaragua, el cual pescó en rió revuelto y se llevó un botín no menor, salió victorioso porque imploró a Uribe ante la mirada fiscal de los demás países para que nuestra armada se retirara un poco, y es que Colombia había puesto una pequeña flota al frente de las costas nicaragüenses, en la frontera límite el meridiano 82, claro está en un acto intencional ante las arremetidas de nicaragua con ocasión del conflicto de la Corte Penal Internacional; Uribe cedió, pues el nicaragüense como dice el argot popular “lo cojió cortico”. Y aunque las patrañas e insultos del sandinista habían causado mella en nuestro presidente, este demostró gallardía y nobleza al concederle un poco lo que quería Ortega. Le tiró un hueso para callarlo.

El presidente anfitrión, Leonel Fernández de la Republica Dominicana, demostró ser un gran conciliador, a veces en tono escuelero fomentó y fue el directo responsable del acuerdo de paz de los países en controversia. Ganador por donde se le mire, pues hizo posible lo que parecía imposible.

Ahora bien, el perdedor indiscutible de este acontecimiento además de Correa fue Hugo Chávez, el pobre estaba amarrado y sabía que debía pisar blandito, pues Colombia le tiene un as bajo la manga: Los documentos que demuestran de manera fehaciente que éste auspició a las FARC con U$ 300 millones, además de otras ayudas y planes estratégicos que quería llevar a cabo con los terroristas. El canalla al ver el semblante de Uribe que amenazaba sin titubear con demandarlo ante la Haya, prefirió usar un tono conciliador y pacifista; el pobre tiene rabo de paja. Uribe es un zorro y sabe que esos documentos comprometedores les puede dar buen uso en el momento en que Chávez se descarrile. Daba risa ver al otrora demonio de tasmania venezolano convertido en un perrito faldero abrazando y lagarteándole a nuestro líder.

Así pues terminó esta cumbre que dejó a Colombia con más glorias que penas, eso si, comprometido de ahora en adelante en no repetir el suceso que dio origen a la crisis.

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